PROYECTOS EN MARCHA DE LA FUNDACIÓN YUMAKIDS 2º TRIMESTRE 2020

07 mayo 2020

LA PALABRA DESDE LA ESCUCHA SOCIAL

I.E. Técnica Modelia. Ibagué (Tolima) – Clase: Lengua Castellana
Docente de aula: Yolanda Rodríguez Vanegas

Iniciando las clases virtuales, el 21 de abril de 2020, quise que el reencuentro con mis estudiantes estuviese enmarcado desde la escucha socio emocional, es decir, que lejos de abrumarlos con los contenidos pendientes del primer periodo encontraran en la clase de lenguaje el valor que tiene la palabra cuando ésta nos permite expresar lo que se piensa y se siente. Es así como a partir de un ejercicio de comprensión lectora, los remití al pasaje de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, referido a la peste del insomnio.

«…Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta de que la peste había invadido el pueblo, reunió a los jefes de familia para explicarles lo que sabía de la enfermedad del insomnio, y se acordaron medidas para impedir que el flagelo se propagara a otras poblaciones de la ciénaga. Fue así como les quitaron a los chivos las campanitas que los árabes cambiaban por guacamayas, y se pusieron a la entrada del pueblo a disposición de quienes desatendían los consejos y súplicas de los centinelas e insistían en visitar la población. Todos los forasteros que por aquel tiempo recorrían las calles de Macondo tenían que hacer sonar su campanita para que los enfermos supieran que estaban sanos. No se les permitía comer ni beber nada durante su estancia, pues no había duda de que la enfermedad sólo se transmitía por la boca, y todas las cosas de comer y de beber estaban contaminadas por el insomnio»…

Cien años de soledad, 1967, Capítulo 3

Luego de responder unas preguntas que contextualizaban la peste como ficción literaria con el COVID-19, su realidad, donde encontraron que el texto literario les narraba una situación muy similar a la que se enfrenta la humanidad y ellos como jóvenes en este momento de medidas de aislamiento, escasez, de cambio de hábitos, la (des)información a través de los diferentes medios de comunicación, sobre todo las redes sociales a las que acceden y que los confunde entre tantas contradicciones, llegaba el momento de que manifestaran su experiencia de lectura. De ahí que, les pedí que hicieran un audio donde me relataran cómo se sentían en estos momentos. Fue conmovedor escuchar expresiones como:
“… Me siento aburrido, extrañando porque yo cada nada iba donde mi mamá, ahora no puedo, mi papá cada nada iba por mi hermana, ahora no puede… Extraño estar con mis compañeros, estar jugando, jodiendo la vida también… (Luís- grado décimo)
“… La verdad en este momento, yo personalmente me siento muy desorientada, en el sentido que uno no sabe hasta cuándo más va a durar esto… Qué tal que le dé a uno eso, es como muy angustiante la situación… Uno se siente mal, al ver que la gente recocha con esto, que hay gente que no hace caso… Angustiada también por el colegio, porque estamos en once y es lógico que está uno para graduarse… Esto dañó lo que teníamos planeado… Son muchos sentimientos encontrados…” (Karen- grado once)
“… Me siento triste, me duele el corazón de que muchas personas estén muriendo. Dejé de ver a mis abuelos, mis primos, mis tías… No entiendo por qué dicen que eso ya estaba escrito en la biblia… yo no sé. Otros dicen que eso se lo inventaron… luego escuchamos al presidente diciendo que nos teníamos que quedar en las casas… No quiero que esta pandemia acabe con nuestros sueños…” (Nayely- grado once)
“…La verdad profe, me siento mal, porque es aburrido, siento que no puedo ser libre, me siento como en una cárcel ¿sí?… Pues, aunque esté en mi casa y esté con mis seres queridos y tenga Internet y todo eso, siempre me hace falta salir al exterior, compartir con mis amigos, con mi novia… Uno se siente agobiado acá, encerrado en la casa…” (Brayan- grado once)
“No es una situación que uno diga que es muy buena, porque hay mucha gente que se está muriendo y todo eso, pero la verdad esta situación nos ha servido para unirnos más como familia y la verdad yo no sabía tantas cosas de mis hermanos, ni de mis papás, porque no la pasábamos separados… Nos ha servido para darnos cuenta de todo el trabajo que tiene mi mamá aquí en la casa…” (Claudia Patricia- grado décimo)
“… Es triste saber cómo nos cambió la vida, de un momento a otro, saber pues que dejamos de ir al colegio, de compartir con nuestros compañeros, pues hace falta ese abrazo, me hacen falta los profesores… es triste saber que este virus puede acabar con la vida de miles de personas…” (Mayerly- grado noveno)
Uno a uno fui escuchando los audios de mis estudiantes, a la vez que iba pensando qué hacer con lo que me compartían, aparte de escucharlos y de enviarles mi mensaje de aliento para continuar en medio de esas circunstancias que los agobia, sabía que ellos necesitaban las orientaciones de alguien experto en el manejo de las emociones; es así como recordé a la doctora Asunción Soriano, quien precisamente, hace unos días atrás había enviado una carta para los estudiantes, acompañando unos mercados que la FUNDACIÓN YUMAKIDS donó para 25 familias de nuestra institución educativa. Era ella la persona idónea para que les diera una voz de aliento y las recomendaciones para asumir esta situación. Ella generosamente, como siempre, aceptó mi petición de escuchar los audios de mis estudiantes y les envió un mensaje que ellos recibieron con mucha gratitud, al igual que yo como docente, agradezco que siempre estén presentes apoyando nuestra labor. Muchísimas gracias a Yumakids por no abandonar a nuestra Modelia.

PEDAGOGÍA PARA ÉPOCA DE PANDEMIA

Néstor Cardoso Erlam. Profesor Universidad del Tolima. Colombia
Ser profesor hasta hace aproximadamente 25 años era relativamente fácil. Ahora no lo es. En la década del 90 la educación eliminó el control mediante el miedo: se acabaron los castigos, los regaños y los gritos. Recientemente se modificó el otro sistema de control: las calificaciones. Los niños o niñas no reprueban años o asignaturas. Desde este abril, los alumnos saben que no van a perder materias ni el año escolar, ahora se suma que el seguimiento personalizado y grupal del maestro es mínimo. Entonces, ¿qué hacer si no sé cuenta con las dos formas de control ni con nuestra razón de ser profesional como lo son los alumnos?
Ante todo, reconozcamos que cuando se eliminaron las dos formas de control ni nos prepararon ni nos adaptamos rápidamente a esa pedagogía. Ahora, ante la pandemia, tenemos que aceptar, de nuevo sin preparación, un cambio más drástico aún, la ausencia de la interacción directa; se impone el aislamiento social y surge obligadamente la «presencia virtual», la mediación tecnológica nos tomó la delantera. Entonces, ¿cómo formar y que enseñar?

Como todo problema o toda crisis trae una oportunidad, es conveniente recordar y reflexionar sobre algunos aspectos para esta nueva e inesperada necesidad pedagógica. No son fórmulas, en pedagogía no sé recomiendan, pues se convierten en generalizaciones, en consecuencia, con alto riesgo de error. Son ideas transversales que facilitarían adecuarnos mentalmente a semejante cambio y sobre todo hacer del aprendizaje en casa algo disfrutable.
El principio de incertidumbre: Presentado por W. Heisenberg en 1927, proveniente de la física, el principio plantea que todo es relativo. No existe certeza absoluta de nada. Aplicado a la vida cotidiana nos reduce la ansiedad y estrés ante lo desconocido y nos prepara para lo intempestivo. Podemos afirmar que nuestra actitud y la educación deben estar orientadas más hacia la preparación para lo incierto que a la repetición indefinida de estereotipos o contenidos dando oportunidad al surgimiento de la inteligencia propositiva, entonces que cualquier asunto inesperado, también puede ser bienvenido y prontamente asimilado.
La importancia de la adaptación: La adaptación como proceso biológico fue formulada por J. Piaget. Alude al proceso propio del desarrollo neurológico e intelectual. La adaptación implica la asimilación y la acomodación, propia de todas las especies, incluidos los humanos.
Mediante la asimilación, cuando se presenta una situación extraña o un problema, la adaptación, esto es que, el uso de lo que ya sabemos lo aplicamos para vivir o sobrevivir, pero en esta fase recurriendo al ingenio y la inventiva para salir airosos. Por ello, está época es de adaptación, para aplicar y promover la inventiva, la creatividad y la imaginación. Es lo propio de la vida. ¿Quiénes ganan? Quienes ante la adversidad recurran primero y mejor a la adaptación.
La resiliencia: Sin resiliencia ni el homo sapiens ni la sociedad moderna hubieran avanzado. El progreso también es producto de este principio. La resiliencia entendida como la capacidad de sobreponerse ante la adversidad, significa la búsqueda de caminos nuevos, la superación del miedo o el pánico ante lo desconocido. La pandemia solamente nos impuso un cambio de rutinas. Éstas antes duraban décadas, ahora son inesperadas y de corta duración, especialmente producto de la ciencia, la tecnología o de las revoluciones sociales. Modificar la rutina escolar se puede ver como la gran oportunidad para mejorar nuestro desgastado sistema educativo.
Los procesos de interiorización: Las instituciones escolares enseñan miles de conceptos y fórmulas cuya vigencia cada vez es más corta. Proporcionalmente se enseña más sobre los asuntos externos del ser humano que sobre la mente y su funcionamiento, las emociones y su control; la genética y su determinación individual, gregaria y social sobre todo la individualidad: nadie es igual a otro. Ese es un secreto de la belleza, la interna y la externa. Un chico o chica no sabe casi nada sobre la fisiología y neurología de sus depresiones, tristezas o alegrías. ¿Qué tiene que ver la dopamina o la epinefrina, la serotonina o el cortisol con sus emociones? Las modernas instituciones educativas están introduciendo tiempo para la meditación, el yoga y el mindfulness para el autocontrol, la autoaceptación, la compasión y el respeto a la diferencia. El confinamiento que modificó tanto lo social como lo intrapersonal nos da la opción de incluir el indispensable y antiguo «conócete a ti mismo».
Nada se crea, nada se destruye. Todo se transforma: Propuesta por el químico Lavoisier (Siglo XIII) nos explica que materia y energía es un simple intercambio de su modo y tiempo. En educación significa que los modelos pedagógicos cambian, ninguno es permanente, ni por la forma ni por el contenido. Los alumnos de hace cinco años no se parecen a los actuales y en el 2025 estos poco se van a parecer a los que están naciendo porque nacen en época de pandemia, de zoom, meeting, Moodle, son de tercera generación eso los hace diferentes y, en cierta forma, más actualizados. Pero que no sea cambiar para que todo siga igual.
El aprendizaje es afectivo y social: Vygotsky y el constructivismo social proponen tal premisa. Ahora, los jóvenes tienen más amigos virtuales que reales. Twitter nos permite «conversar» con miles de personas y personajes. Las redes sociales utilizadas como herramienta pueden mover emociones, conocimientos y valores El uso de Internet en la escuela pasó de prohibido a protagónico. Seguramente una clase tradicional, donde el profesor habla durante 45 minutos, equivalga a alguna buena frase o pregunta problémica de pocos minutos que permita a los alumnos reflexionar, escribir y luego discutirla en video-conferencia. Lo social cambió. No obstante, no olvidemos que así mismo el bullying puede transmutar. ¿A quién le corresponde hacerle seguimiento a esta patología social y su respectivo análisis correctivo? ¿A la familia o a la institución escolar? El manual de convivencia quedó, al menos por un tiempo, obsoleto.
La «clase» probablemente ahora deba cambiar su denominación. Es un término que no corresponde a las nuevas formas pedagógicas. Una pedagogía para época de pandemia debe reciclar los antiguos contenidos o temas y complementarlo con lo nuevo para que sean transversales mediante los seis aspectos antes referidos como resumen de una nueva pedagogía adaptativa.

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Algunos niños y niñas no tienen un hogar, otros no han recibido afecto; pero todos tienen derecho a una vida digna y saludable.