Néstor Cardoso Erlam. Profesor Universidad del Tolima. Colombia
Ser profesor hasta hace aproximadamente 25 años era relativamente fácil. Ahora no lo es. En la década del 90 la educación eliminó el control mediante el miedo: se acabaron los castigos, los regaños y los gritos. Recientemente se modificó el otro sistema de control: las calificaciones. Los niños o niñas no reprueban años o asignaturas. Desde este abril, los alumnos saben que no van a perder materias ni el año escolar, ahora se suma que el seguimiento personalizado y grupal del maestro es mínimo. Entonces, ¿qué hacer si no sé cuenta con las dos formas de control ni con nuestra razón de ser profesional como lo son los alumnos?
Ante todo, reconozcamos que cuando se eliminaron las dos formas de control ni nos prepararon ni nos adaptamos rápidamente a esa pedagogía. Ahora, ante la pandemia, tenemos que aceptar, de nuevo sin preparación, un cambio más drástico aún, la ausencia de la interacción directa; se impone el aislamiento social y surge obligadamente la «presencia virtual», la mediación tecnológica nos tomó la delantera. Entonces, ¿cómo formar y que enseñar?

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